En esta nochebuena, en la que, por algunos motivos personales, no disfruto del momento familiar, no tengo alegría ni tristeza, solo un profundo sentimiento de gozo en la oscuridad de mi momento, solo disfruto de las cosas curiosas, del arte de lo extraño y de lo diferente.
En este momento quiero compartir algo que he encontrado en la inmesidad del universo Internet. De ese maldito universo que tantos momentos nos regala, para bien o para mal. Un poema recitado por Enrique Bunbury, uno de mis grandes ídolos.
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